Espacio Autismo

En Espacio Autismo nos apasiona proporcionar información precisa y actualizada sobre el autismo, con el objetivo de fomentar la comprensión y el apoyo adecuado a las personas en el espectro autista y a sus familias.

Niña con globos

Tipos de dificultades motrices en el autismo

Existen dos tipos de dificultades motrices en el autismo, que son las mismas que puede tener cualquier otra persona sin autismo.

Estas dificultades motrices pueden ser a nivel de Motricidad gruesa o de Motricidad fina.

La motricidad es entendida como la capacidad de producir y coordinar movimientos del propio cuerpo y esta juega un papel muy importante en el neurodesarrollo de las personas ya que los estudios nos indicar que tener dificultades en la motricidad puede derivar en un retraso en el desarrollo cognitivo.

En el caso de las personas con autismo muy a menudo observamos dificultades motrices que hay que tenerlas en cuenta en el plan de trabajo que se realice con ellas.

Al nacer, los bebés realizan movimientos involuntarios e inconscientes, y a medida que van creciendo, los movimientos van siendo cada vez más controlandos, coordinados e intencionados, permitiendo así una mayor interacción con el entorno y con las personas, y por lo tanto favoreciendo el desarrollo cognitivo y social.

Tipos de motricidad

La motricidad la podemos dividir en dos tipos, la «Motricidad gruesa» y la «Motricidad fina», que además, estas no siempre van estrechamente relacionadas. Es decir que una misma persona puede tener grandes habilidades en motricidad gruesa pero pésimas habilidades en la motricidad fina, o viceversa.

Motricidad gruesa

Nos referimos a la motricidad gruesa a todos aquellos movimientos motrices que implican grandes partes del cuerpo de la persona, como puede ser gatear, andar, correr, saltar, incorporarse o dar patadas a una pelota.

La motricidad gruesa implica características del cuerpo como mover armoniosamente sus músculos, mantener el equilibrio y desarrollar agilidad, fuerza y velocidad en sus movimientos.

Este tipo de motricidad se desarrolla antes que la motricidad fina.

Motricidad finda

La motricidad fina incluye todos aquellos movimientos más precisos en los que participan pequeños grupos de musculos.

Los movimientos de motricidad fina implican la coordinación ojo-mano, como puede ser agarrar pequeños objetos, abrir una botella, dibujar o recortar.

Motricidad y autismo

Gran parte de las personas con autismo tienen de forma comórbida dificultades a nivel de motricidad gruesa y fina. Con respeto y utilizando palabras colociales, podemos decir que muchas personas con autismo tienen cierta «torpeza» motriz.

Observamos dificultades motrices ya a los 6 meses de edad y las podemos observar de forma más evidente alrededor de los 2 años, donde los niños con autismo pueden presentar hipotonía (bajo tono muscular), apraxia (dificultadpara ejecutar movimientos coordinados), o caminar de puntillas.

Por la gran importancia que implican los hitos motrices en el desarrollo cognitivo, es importante que si existen dificultades a nivel motriz con o sin diagnóstico de autismo, se estimule esta área.

Algunos juguetes que pueden ayudar a mejorar la motricidad:

Siempre hay que partir de la edad, las habilidades y de los intereses del niño o niña, pero aquí os dejamos algunos juguetes que pueden ayudar a desarrollar la motricidad.

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¿Las personas con autismo necesitan intervención durante toda su vida?

Afrontar un diagnóstico de autismo no es tarea fácil, y cuando una familia recibe el diagnóstico de autismo de su hijo o hija se plantean muchas dudas respecto a las necesidades que tendrá en un futuro y sobre cuáles son los primeros pasos que hay que dar. Una de las preguntas que se pueden realizar es: ¿Mi hijo con autismo necesitará intervención durante toda su vida?

Está más que demostrado que una intervención temprana puede generar grandes cambios positivos en el pronóstico de las personas con autismo, pero los niños con autismo crecen y se combierten en adultos con autismo, y estos también necesitarán apoyos y ayuda profesional adaptada a sus necesidades específicas.

“Diagnóstico de autismo”: Guía orientativa para familias

Los apoyos a las personas con autismo a lo largo de su vida

El autismo no tiene cura, y por lo tanto esto significa que aunque las personas con autismo pueden experimentar grandes avances a lo largo de su vida, estas vivirán con la condición del autismo de forma permanente.

El apoyo que las personas con autismo necesitan varia mucho entre ellas debido a la gran variabilidad que existe dentro del espectro del autismo. Pero además, también los apoyos variaran a lo largo del tiempo para el mismo individuo, a medida que este crezca.

Por lo tanto, es muy importante adaptar el apoyo que damos a las personas con autismo a lo largo de toda su vida en función de sus necesidades en cada momento evolutivo.

Así pues, aunque la intervención puede variar desde una intervención de varias horas a la semana durante sus primeros años de vida a un soporte más puntual en la adolescencia o la adultez, las personas con autismo mayoritariamente necesitan soportes más o menos intensivo a lo largo de toda su vida.

Intervención en las principales etapas vitales de las personas con autismo

Primera infancia

La intervención en la primera infancia es clave para el futuro desarrollo del niño o niña con autismo.

Una intervención de calidad adaptada a la condición de las personas con autismo, puede alterar de forma muy positiva el desarrollo neurológico del infante con autismo.

En la intervención temprana es cuando más horas se deberían destinar a la estimulación de la persona con autismo a lo largo de su ciclo vital.

Esta intervención debe basarse en abordar las dificultades sociales, comunicativas y conductuales específicas del autismo y en asesorar y empoderar a los padres para que estos sepan como comunicarse, jugar y gestionar las conductas de su hijo.

Etapa escolar

En esta etapa es muy importante acompañar y asesorar a los padres en la elección del tipo de escolarización más adecuada para su hijo o hija con autismo.

Esta decisión irá muy ligada al país en concreto, ya que en algunos países se fomenta mucho la inclusión en centros ordinarios de los alumnos con necesidades especiales y en otros se fomenta muy poco.

La escolarización inclusiva en centros ordinarias es muy recomendable, pero si no se destinan los suficientes esfuerzos o recursos, el niño con necesidades especiales no será bien atendido y esto puede generar resultados muy negativos. En estos casos, una escolarización compartida o en un centro especial puede ser una buena opción.

En esta etapa es importante que los profesionales del autismo se coordinen con los profesores de la escuela para poder darles pautas y trabajar en una misma dirección.

Es importante que durante este período escolar se preste especial atención al trabajo en las relaciones sociales entre el niño o niña con autismo y sus compañeros, para así fomentar el desarrollo de habilidades sociales y evitar el posible bullying al alumno con autismo.

Vida adulta

En esta etapa de la vida, que es la etapa más larga de la vida de una persona, se debe priorizar la calidad de vida de la persona con autismo.

Con calidad de vida nos referimos a que la persona pueda participar activamente en su entorno comunitario, que la persona tenga amigos y familiares próximos con los que relacionarse, que la persona trabaje o acceda a un centro ocupacional que le haga sentirse realizado, o que tenga acceso a una vivienda y a un salario o una prestación social digna.

La realidad es que la adultez es una etapa muy compleja y también es la etapa en la que se destinan menos apoyos a las personas con autismo, tanto en las personas con un autismo leve como en las personas con un autismo severo.

Uno de los grandes objetivos en el ámbito del autismo para los próximos años es el desarrollo de programas específicos de apoyo a los adultos con autismo o otros trastornos del desarrollo.

Resumen

Por lo tanto, la mayoría de las personas con autismo necesitarán ciertos apoyos a lo largo de toda su vida. Los niños pequeños con autismo necesitan una intervención de mayor cantidad de horas, y los adultos con autismo necesitarán más bien soportes, asesoramiento y adaptaciones puntuales para tener una mayor calidad de vida.

Esta intervención y los soportes que necesitan las personas con autismo se deberán ir adaptando en función de sus necesidades a lo largo de todo su ciclo vital.

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5 señales para retirar el pañal

Existen una serie de señales para retirar el pañal, una serie de señales que nos indican que el niño o niña está preparado para empezar a trabajar la retirada del pañal durante el día.

Aunque en el caso de los niños con autismo la cosa puede complicarse por las propias características del trastorno, es importante tener en cuenta las siguientes señales para retirar el pañal.

Queremos destacar también que el control de los esfínteres depende mayormente del desarrollo madurativo del niño, así que cada niño estará preparado para la retirada del pañal en su momento evolutivo concreto.

5 señales que nos indican que el niño está preparado para retirar el pañal

1. EL NIÑO MUESTRA INCOMODIDAD CUANDO TIENE EL PAÑAL SUCIO

Esta es una de las señales más importantes que nos indican que puede haber llegado el momento de trabajar la retirada del pañal durante el día.

No es necesario que el niño comunique al adulto que su pañal está sucio, simplemente con que muestre a través de su conducta que su pañal está sucio y que le molesta es una señal que nos indica que el niño puede estar preparado para ir retirandolo.

2. AGUANTA 3 O 4 HORAS SIN MOJAR EL PAÑAL

Una de las señales que nos indica que el niño está preparado a nivel madurativo para ir sin pañal es aguantar entre 3 y 4 horas sin mojarlo.

Si el niño aguanta 3 o 4 horas sin hacer pipí nos indica que los músculos de su vejiga se están fortaleciendo y que son capaces de aguantar incluso si la vejiga está llena.

Si el niño no aguantan entre 3 o 4 horas sin hacer pipí, significa que probablemente sus músculos que controlan la acción de orinar o retener no están todavía preparados.

3. CUANDO VA A HACER PIPÍ O CACA EN EL PAÑAL HACE ALGÚN GESTO ANTES DE HACERLO

Cuando el niño, antes de hacer pipí o caca, se toca la barriga, o se va en un sitio en concreto de la casa a hacerlo, nos indica que el niño nota de forma anticipada que tiene que hacer pipí o caca, y por lo tanto que nota la necesidad.

Esta señal nos indica que el niño nota que tiene que hacer pipí o caca y está preparado para enseñarle que en este momento tocaría ir al baño.

4. EL NIÑO ES CAPAZ DE ESTAR SENTADO EN EL RETRETE DURANTE 3 O 4 MINUTOS

Ser capaz de estar sentado entre 2 y 3 minutos en el retrete nos indica que, aparte de tener suficiente autocontrol como permanecer sentado este período de tiempo, el hecho de estarlo le permite al niño vaciar su vejiga lo suficiente como para que no se le escape el pipí pocos minutos más tarde.

5. EL NIÑO UTILIZA LAS PALABRAS «PIPÍ» O «CACA» PARA REFERIRSE A ELLO

Cuando el niño utiliza la palabra «pipí» o «caca» en el momento que lo hace, es otra señal madurativa que nos indica que podemos empezar a retirar el pañal.

Decir estas dos palabras para referirse a la acción de orinar o hacer caca nos indican que el niño es consciente de lo que hace y que por lo tanto puede empezar a tener control en cuando hacer pipí o caca y cuando no.

En los niños con autismo la retirada del pañal puede ser más compleja

En el caso de los niños con autismo, por las propias características del trastorno, la retirada del pañal puede ser más compleja, ya que entran en juego más variables.

En el autismo, la rigidez y la dificultad para tolerar los cambios puede complicar la retirada del pañal y el hecho de empezar a hacer las necesidades en el lavabo. También las dificultades sensoriales o las dificultades en la comunicación pueden dificultar esta transición.

Así pues, aunque en el caso de los niños con autismo es importante valorar las señales para retirar el pañal, si no conseguimos el objetivo de retirarlo, será necesario valorar otras características individuales propias del autismo que puedan estar interfiriendo en este proceso.

No presionar ni reñir

Queremos destacar la importancia de no presionar ni obligar a un niño a ir sin pañal y a que controle la acción de orinar o hacer caca.

En el tema del control de los esfínteres, cada niño sigue un proceso evolutivo distinto, y habrán niños que tardarán más tiempo a controlarlo que otros, es un proceso natural.

Es importante no reñir a un niño si se hace pipí encima. Hay que valorar si realmente está preparado, y si creemos que todavía no lo está, habrá que dejar este reto para más adelante.

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