¿Persona con autismo o persona autista? ¿Qué es más correcto?
Persona con autismo o persona autista… esta es una de las preguntas más habituales cuando hablamos sobre lenguaje y autismo.
Aunque a primera vista pueda parecer una simple cuestión de palabras, en realidad refleja algo mucho más profundo: cómo entendemos la identidad de las personas y el respeto hacia su forma de ser.
El debate sigue abierto, y tanto profesionales, asociaciones como la propia comunidad autista defienden posturas distintas.
Índice
- 1 🤔 Persona con autismo o persona autista: ¿qué expresión es más correcta?
- 2 💬 Persona autista o persona con autismo: ¿qué prefiere la comunidad autista?
- 3 📚 Por qué existe el debate entre “persona con autismo” y “persona autista”
- 4 ❌ Errores que debemos evitar al hablar de persona con autismo o persona autista
- 5 🔵 Conclusiones
Algunas personas consideran que lo más adecuado es decir persona con autismo, mientras que otras reivindican con orgullo el término persona autista.
Lejos de ser un detalle menor, la forma en que nos expresamos puede influir en la manera en que la sociedad percibe el autismo y, sobre todo, en cómo se sienten reconocidas las propias personas en el espectro.
Por eso, comprender las diferencias y respetar las preferencias individuales resulta esencial para promover un trato digno, inclusivo y humano.
🤔 Persona con autismo o persona autista: ¿qué expresión es más correcta?
La forma en que hablamos importa. El lenguaje que utilizamos no solo transmite información, sino que también moldea cómo pensamos, cómo sentimos y cómo tratamos a las personas.
Por eso, la elección entre decir “persona con autismo” o “persona autista” va mucho más allá de una cuestión gramatical: refleja visiones diferentes sobre la identidad, la dignidad y la inclusión.
Lo primero que hay que tener claro es que no existe una única respuesta correcta. Ambas expresiones son utilizadas por profesionales, asociaciones y personas dentro del espectro autista.
De hecho, a lo largo de los últimos años se ha dado un debate muy enriquecedor sobre cuál de las dos es más apropiada, y aún hoy no existe consenso definitivo.
En este apartado exploraremos qué significa cada una de estas expresiones, cuáles son los argumentos a favor y en contra de su uso y qué implicaciones tienen en la manera como comprendemos el autismo.
Qué significa decir “persona con autismo”
Decir “persona con autismo” es una manera de enfatizar que lo primero es la persona y que el autismo es solo una característica más de ella.
Esta forma se basa en el llamado lenguaje centrado en la persona, ampliamente promovido por instituciones internacionales como la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU.
El objetivo de esta elección lingüística es claro: recordar que el valor de una persona no está definido por su condición, sino que todas tienen los mismos derechos, dignidad y potencial. Así, al decir “persona con autismo”, se evita reducir a alguien únicamente a su diagnóstico.
Ejemplos de uso:
- “María es una persona con autismo y disfruta mucho dibujando”.
- “Los niños con autismo pueden necesitar apoyos específicos en la escuela”.
Muchas asociaciones de familias y profesionales, como Autismo España, recomiendan este término para mantener siempre en primer lugar la identidad personal antes que la condición.
Además, defienden que esta forma de hablar ayuda a prevenir la reducción del término simplemente a “autista”, que en algunos contextos aún puede usarse de forma despectiva.
Qué significa decir “persona autista”
Por otro lado, una gran parte de la propia comunidad autista reivindica con fuerza la expresión “persona autista”.
Para muchas personas en el espectro, el autismo no es un añadido o algo que “se tiene”, sino una parte esencial de quiénes son.
En este sentido, definirse como autistas es una manera de reconocer su identidad con orgullo y sin ocultarla.
El uso de “persona autista” se enmarca dentro de lo que se conoce como modelo de la neurodiversidad, que defiende que el autismo no debe entenderse como una enfermedad ni como un defecto, sino como una variación natural del cerebro humano, igual de valiosa que cualquier otra.
Al igual que se dice “persona sorda” o “persona ciega”, muchas personas consideran que el término “persona autista” es más directo, respetuoso y fiel a su realidad.
Ejemplos de uso:
- “Juan es una persona autista y se comunica con apoyos visuales”.
- “Las personas autistas aportan perspectivas únicas a la sociedad”.
Para quienes eligen esta forma, definirse como “autistas” es un acto de empoderamiento: significa reivindicar que el autismo no es algo separado de ellos, sino parte de su identidad y de su manera de vivir el mundo.
Diferencias entre persona con autismo y persona autista
Aunque ambas expresiones parten del respeto, transmiten matices distintos:
- Persona con autismo
- Se centra en la persona antes que en la condición.
- Busca evitar que el autismo defina por completo la identidad.
- Está más asociada al enfoque médico y al lenguaje formal de instituciones y asociaciones.
- Persona autista
- Reconoce el autismo como parte intrínseca de la identidad.
- Está vinculada al modelo de la neurodiversidad y a la autoidentificación de muchas personas dentro del espectro.
- Refleja orgullo y aceptación de la condición como algo inseparable de quién se es.
Ambas expresiones son válidas, pero representan dos formas de comprender el autismo: como algo que acompaña a la persona (persona con autismo) o como una característica inherente a su identidad (persona autista).
Cómo usar correctamente “persona con autismo” y “persona autista”
Entonces, ¿cuál deberíamos usar? La respuesta más respetuosa es: depende de cada persona.
No existe una regla universal ni una norma ética que obligue a usar un término sobre otro. Lo más importante es escuchar y respetar la preferencia individual.
- Si alguien te dice “prefiero que digas que soy una persona autista”, lo correcto es respetar esa elección.
- Si otra persona indica “prefiero que digas que tengo autismo”, también debemos adaptarnos a esa preferencia.
En contextos generales —por ejemplo, cuando se habla de forma amplia sobre el autismo sin referirse a una persona concreta— se recomienda utilizar un lenguaje equilibrado, sensible y que evite estigmas.
Lo fundamental es recordar que, más allá de la palabra que elijamos, lo que importa es la actitud con la que hablamos: con respeto, dignidad y sin reducir a nadie a un diagnóstico.
En definitiva, tanto “persona con autismo” como “persona autista” son expresiones válidas y respetuosas si se usan de manera consciente.
El reto no está en escoger cuál es “mejor”, sino en comprender que cada persona tiene derecho a definirse a sí misma y que nuestra labor es respetar esa decisión.
💬 Persona autista o persona con autismo: ¿qué prefiere la comunidad autista?
Dentro de la propia comunidad autista no existe unanimidad respecto a cuál es la mejor forma de expresarlo.
Este debate refleja la riqueza de perspectivas y la diversidad de experiencias que existen dentro del espectro del autismo.
Por un lado, algunas personas defienden el uso de “persona con autismo”. Quienes prefieren esta opción destacan que el autismo es solo una parte de su vida, pero no la totalidad de su identidad.
Para ellas, decir “tengo autismo” es similar a decir “tengo miopía” o “tengo diabetes”: una condición que está presente, pero que no debe eclipsar otras dimensiones de quiénes son, como sus intereses, talentos o sueños. Esta postura también busca evitar que la palabra “autista” se use de manera despectiva o reduccionista.
Por otro lado, muchas personas autistas reivindican con orgullo esta expresión. Para ellas, el autismo no es algo que simplemente se tiene, sino una característica inseparable de su forma de pensar, sentir y relacionarse con el mundo.
Identificarse como autistas es un acto de afirmación personal y colectiva: significa reconocer el autismo como parte de su identidad, igual que se habla de ser alto, ser bajo, ser extrovertido o ser introvertido.
Un aspecto importante es que el término persona autista suele estar más vinculado al movimiento por la neurodiversidad, que defiende que las diferencias neurológicas como el autismo, el TDAH o la dislexia forman parte de la variabilidad natural del ser humano y no deben considerarse un defecto o una enfermedad.
📚 Por qué existe el debate entre “persona con autismo” y “persona autista”
El debate en torno al uso de estas expresiones no es trivial ni superficial: tiene un profundo trasfondo social, cultural y ético.
La razón principal es que el lenguaje tiene un impacto directo en la forma en que la sociedad percibe y trata a las personas.
Las palabras pueden reforzar estereotipos o, por el contrario, abrir la puerta a la aceptación y la inclusión.
En el caso del autismo, durante muchos años se utilizó un lenguaje cargado de connotaciones negativas, que hablaba de “padecer autismo”, “sufrir autismo” o incluso de “enfermedad”. Estas expresiones, lejos de ser neutrales, transmitían una visión distorsionada y dolorosa que todavía hoy genera estigmas.
Actualmente, profesionales, familias y personas autistas buscan un lenguaje más respetuoso, pero con matices diferentes:
- El enfoque institucional y médico suele decantarse por “persona con autismo”, siguiendo el modelo de lenguaje centrado en la persona.
- El enfoque identitario y de la neurodiversidad suele preferir “persona autista”, reivindicando el autismo como parte de la identidad.
A esto se suma el papel fundamental de los medios de comunicación y del sistema educativo y sanitario. La forma en que periodistas, docentes o profesionales de la salud utilizan el lenguaje tiene un impacto enorme en la percepción pública del autismo. De hecho, asociaciones como Autismo España han creado manuales de estilo para orientar a los medios sobre cómo hablar del autismo de manera ética y respetuosa.
En resumen, el debate existe porque las palabras no son neutras: moldean la forma en que pensamos, influyen en cómo tratamos a las personas y pueden marcar la diferencia entre generar exclusión o fomentar inclusión.
❌ Errores que debemos evitar al hablar de persona con autismo o persona autista
Más allá de elegir entre una expresión u otra, es fundamental evitar ciertas formas de hablar que refuerzan estereotipos negativos y dañan la imagen de las personas autistas.
A continuación, repasamos algunos de los errores más comunes:
- Usar “autismo” como insulto
- Lamentablemente, en algunos contextos la palabra “autista” se utiliza de forma despectiva para referirse a alguien aislado, raro o torpe. Este uso es completamente inaceptable porque convierte una condición neurológica en un insulto y perpetúa la discriminación.
- Decir que el autismo es una enfermedad
- El autismo no es una enfermedad que se pueda curar. Es una condición del neurodesarrollo que forma parte de la diversidad humana. Hablar de “enfermedad” transmite la idea errónea de que las personas autistas están “enfermas” o “defectuosas”, lo cual alimenta prejuicios.
- Expresiones como “sufrir” o “padecer autismo”
- Decir que alguien “sufre autismo” coloca a la persona en un rol de víctima y genera una visión negativa de su vida. En su lugar, lo recomendable es hablar de “vivir con autismo” o, simplemente, decir “es una persona autista” o “es una persona con autismo”.
- Contraponer con “personas normales”
- Una de las formas más dañinas de hablar es describir a quienes no son autistas como “personas normales”. Esto implica que las personas autistas serían “anormales”, lo cual no es cierto ni justo. La alternativa respetuosa es utilizar el término “personas neurotípicas”, que reconoce la diversidad sin excluir ni jerarquizar.
En definitiva, la forma en que nos expresamos puede reforzar prejuicios o, al contrario, contribuir a una sociedad más inclusiva. Evitar estos errores es tan importante como elegir entre “persona con autismo” o “persona autista”.
🔵 Conclusiones
El debate sobre si es más correcto decir “persona con autismo” o “persona autista” nos muestra que el lenguaje no es solo una cuestión de palabras, sino de identidad, respeto y reconocimiento.
Lo que hemos visto a lo largo de este artículo es que:
- Existen distintas posturas, y ambas son válidas siempre que se usen desde el respeto.
- Algunas personas prefieren “persona con autismo” porque entienden que el autismo es solo una parte de ellas, no lo que las define por completo.
- Otras reivindican con orgullo “persona autista”, porque consideran que el autismo es inseparable de su forma de ser y no algo que simplemente “se tiene”.
- No hay una única respuesta correcta: lo más importante es escuchar a la propia persona y respetar cómo quiere nombrarse.
Más allá de elegir un término u otro, el verdadero reto está en evitar los errores que refuerzan estigmas: no usar el autismo como insulto, no hablar de “enfermedad”, no decir que alguien “sufre” o “padece” autismo, y nunca contraponerlo con la idea de “personas normales”.
La clave es comprender que las personas autistas son parte de la diversidad humana, con las mismas aspiraciones de inclusión, dignidad y respeto que cualquier otra persona.
📚 Bibliografía sobre «persona con autismo y persona autista»
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